lunes, mayo 01, 2017

El PARAISO NO EXISTE

La brecha entre la realidad y el imaginario popular


Johnny Depp personificando a el capitán pirata Jack Sparrow en la taquillera película "Piratas del Caribe" le explicaba a Will Torner una de sus principales reglas: "Un hombre hace lo que puede hacer y no hace lo que no puede"(depende la traducción).

Los malandrines en esta divertida película recurren desde un principio a un "codigo pirata" que, para nosotros los neófitos de estos intringulis históricos, es completamente explicado en la misma cinta como; una lista recopilada por los famosos piratas Henry Morgan y Bartholomew Roberts. A la vez que sin desautorizar el documento Hector Barbossa nos explicá que en el mundo de la pirateria el codigo es mas una guía que un reglamento.


Nuestro comportamiento social necesita reglas, desde la primera infancia la programación de nuestros principios morales depende de un sencillo prendido y apagado. En nuestra cabeza funciona muy fácil de entender. Si me trae malos recuerdos no lo debo hacer de lo contrario lo puedo hacer. Desde este punto de vista las leyes, como el código de policía y los diez mandamientos, son una guía.

El profesor Antanas Mockus nos deja su reflexión respecto nuestra devinculación del castigo con el delito, porque realmente nosotros relacionamos la sanción y la persecución mas a con un ejecutor que con un mal acto. La sabiduría popular nos deja el dicho: "el ladrón es el que se deja atrapar".

Nuestros antepasados nos plantearon un mundo enmarcado en ideales de orden que no se sabe de donde salieron. Pero no sobra suponer que las normas que nos rigen son el resultado de millones de años de prueba y error en que nuestros padres pretenden evitar que cometamos las mismas fallas que ellos.

No es difícil sorprendernos un día en la calle al ver que nada es permanente. Las personas mas amadas se van, los ríos cambian de cause, las familias se consumen y se disuelven.
Ademas que cualquier transgresión legal o de derechos humanos es inocua al lado de una buena excusa política.
No me culpen; después de ver en las calles personas sin conciencia y sin un temor a Dios que los lleve por el camino del respeto a los derechos de los demás, por pensar que el todo poderoso no esta aquí y que el paraíso no existe.




Autor Luis Fernando Urrea Betrán


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Tenía 12 años de edad cuando escuché en la misa dominical al sacerdote leer la aventura de Moisés. 








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